El reloj marcaba las 7:24 am, las voces de miles de fieles sonaban a coro el amigo del alma, y el infaltable “Juan Pablo Segundo te quiere todo el mundo” la gente había comenzado a llegar desde mucho antes de las 7 de la mañana, las emociones, los sentimientos encontrados, marcaban la llegada de un acontecimiento histórico a la ciudad de Orizaba Veracruz, y es que por primera vez el papa viajero visitaba suelo Orizabeño, tal vez no como muchos lo hubieran soñado, pero aquí estaba, aquí estaba su legado aquí se encontraban esas personas, las que añoraban con poder verlo.
Enfermos que asomaban su cara a las puertas del hospital de especialidades del IMSS, personas de la tercera edad y una fila interminable de personas y automóviles, que sin importar su cansancio o sus problemas lo abandonaban todo en esos momentos, solo para acercarse un momento a ese ser tan especial, que aun en sus últimos momentos, su legado, fue difundir el amor en el mundo sin importar las razas.
Al llegar a la catedral al filo de las 8:45am, infinidad de medios de comunicación, aún más fieles, y elementos de seguridad le daban seguimiento al suceso frente a la catedral de San Miguel Arcángel, y por medio de la radio, la televisión y el internet nos mostraban el poder de la fe.
Ya instalados de forma optima en la catedral el Obispo de la diócesis de Orizaba Marcelino Hernández Rodríguez, en compañía del párroco de Catedral, Antolín Bernardi y el padre formador del seminario de filosofía Javier Onofre dieron inicio a la veneración.
Y de esta manera arrancaba una jornada de intenso trabajo para los organizadores de la visita del beato ya que el número de personas que acompañaban a la caravana desde la entrada junto con las personas que ya esperaban en la catedral se convirtió en un número realmente impresionante de seres reunidos en un solo punto.
Y porque no, porque no darle una oportunidad nueva al espíritu, una nueva oportunidad nueva a la paz, una nueva oportunidad al respeto al prójimo, una nueva oportunidad para creer.
Escrito Por: Mr. Canchas
